martes, noviembre 29

leyendo polaroid

hoy en el colectivo a una mujer se le caían las bolsas de las compras y yo, que iba leyendo poesía quise dar cuenta de mi alma sensible y le hice espacio. ella quiso dar cuenta de su alma sensible y agradecida y frunció los ojos a mi libro no queriendo callar su alegría. dijo que en su época (su época, digo yo, son todas, también esta) ella declamaba. declamar ha pasado a ser una mala palabra: no se puede decir que uno declama en ciertos ámbitos, porque no se adecua al contexto, porque es como estar diciendo una barbaridá. pero su orgullo y su envidia y su fascinación por ver a alguien leyendo en el colectivo le quitan el mote a la declamación y dejan sólo esa fascinación por la poesía. y yo pensaba: "qué maravilla, alguien leyendo poesía en el colectivo" y "qué maravilla, gente hablando de poesía en el colectivo"
yo digo que la gente debiera escribir, toda, toda la que sienta el deseo de hacerlo, claro. toda, incluso la que escribe como arjona, incluso la que pienso que escribe horrible porque escribe como arjona, incluso esa y toda.